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Perspectivas económicas México 2020 y posteriores

Por : Felipe Meza (@analisismacro)

 
17 de Diciembre del 2019

Publicado en Animal Político.

El crecimiento en 2019 será aproximadamente de 0%. ¿Qué podemos esperar para 2020? Esto me lleva a pensar en dos preguntas más. ¿Qué fuerzas generaron ese bajo crecimiento? ¿Permanecerán en 2020 o no? El bajo crecimiento fue generado por fuerzas internas y externas.

Hay dos externas: Trump, y la posibilidad de una recesión en Estados Unidos. Trump decidió renegociar el TLCAN, generando incertidumbre en cuanto a las nuevas reglas comerciales entre México, EU y Canadá. Al 12 de diciembre de 2019 la probabilidad de que se apruebe el nuevo tratado comercial TMEC es muy alta. Es muy probable que ese factor negativo desaparezca. Eso es más que bienvenido, aunque México cedió puntos adicionales en la negociación final. Por otra parte, existe la posibilidad de una recesión en EUA. En 2019 el crecimiento en EUA se desaceleró, tomando valores de 2%. Mirando mediciones de probabilidad de recesión, como la de Bloomberg o BBVA, ésta ha caído durante 2019. Este factor negativo está atenuado. Las fuerzas externas que generaron menor crecimiento en México se redujeron.

La principal fuerza interna es la nueva visión del papel del Estado. Este cambio tomó muchas formas. La cancelación del NAIM tuvo un efecto negativo sobre el sector de la construcción. El bloqueo de facto a la Reforma Energética puso barreras a la inversión privada en energía. La renegociación del uso de gasoductos construidos por el sector privado, y el cambio en reglas de los Certificados de Energía Limpia, generaron incertidumbre sobre el beneficio de realizar inversión en ese sector. Las políticas fiscales de 2019 y la de 2020 privilegian transferencias a costa de menor inversión pública. Hay dudas sobre el éxito del rescate de PEMEX, tanto financieras como de que la producción de petróleo alcance el objetivo fijado. Se asignó gasto a proyectos que no fueron evaluados previamente: Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía.

Un factor mencionado recurrentemente durante 2019 es que el crecimiento siempre es menor en un primer año de sexenio. La entrada de un nuevo equipo de gobierno puede generar una curva de aprendizaje y por tanto un efecto negativo sobre la economía. Si bien es razonable esperar menor crecimiento, no creo que ello explique pasar de 2% en 2018 a 0% en 2019. En todo caso este efecto debe desaparecer.

Varias voces propusieron durante 2019 la reactivación del NAIM, y de la Reforma Energética. Con respecto al NAIM esa posibilidad ha sido eliminada por el actual gobierno. En cuanto al sector energético, hoy no hay señales claras de que el gobierno quiera impulsar inversión privada nacional y extranjera en él. Por tanto esas fuerzas negativas permanecen.

Una conclusión de lo anterior es que podemos esperar bajo crecimiento en 2020. La mediana de la encuesta más reciente del Banco de México es de 1.07%.

¿Qué consecuencias fiscales tiene ese bajo crecimiento? Hacienda planeó las finanzas públicas de 2020 con un pronóstico de crecimiento de 2%. Habrá una brecha entre la recaudación de ISR e IVA pronosticada y observada, siendo menor la observada. La brecha será cerrada recurriendo al Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP). En 2019, de acuerdo a una declaración reciente de Hacienda, se usará poco más de 50% del mismo. El FEIP tenía recursos por aproximadamente 300 mil millones de pesos (mmp), por lo que ha sido necesario recurrir a más de 150 mmp. Mi expectativa es que se volverá a hacer uso del FEIP en 2020 debido a una sobreestimación de la recaudación de IVA e ISR.

Lo anterior no implicará inestabilidad en las finanzas públicas en 2019. Mi expectativa es que el objetivo de superávit primario de 0.7% del PIB será cumplido. Esto será posible gracias a la, si bien muy lenta, recuperación del crecimiento de 0% a 1%. Además estará disponible un 45% restante del FEIP para usar en caso de que lo necesite la brecha fiscal.

Los eventos de mayor impacto ocurrirán en 2021 y 2022. Para 2021 el saldo del FEIP será reducido, y el crecimiento apenas habrá alcanzado 2%. Por tanto el margen de maniobra en las finanzas públicas será estrecho. El gobierno actual se comprometió a no aumentar ni crear impuestos, ni a aumentar la deuda pública (me parece que se refiere al cociente deuda pública sobre PIB) por 3 años, lo que incluye 2021. Además interviene el factor político pues habrá elecciones en 2021. La presión sobre las finanzas públicas estará presente, y de hecho Hacienda mencionó en noviembre que podría haber una reforma fiscal en 2021. Mi expectativa es que no habrá cambios en impuestos y que tratarán de evitarse aumentos en el cociente de deuda.

Para 2022 espero un cambio en impuestos. En el documento que el Fondo Monetario Internacional publicó en noviembre con respecto a su visita a México, Hacienda dijo que considera una ampliación de la franja de ingresos que paga los mayores impuestos. Más personas con ingresos altos pagarían mayores impuestos. Es probable que esto ocurra ya que políticamente es fácil de implementar. No creo que haya cambios en la base del IVA pues sería impopular.

La alternativa es más austeridad: reducir el gasto de gobierno en inversión diferente de la asignada a los proyectos estrella y en otros rubros. Esta alternativa es posible, a pesar de que hay costos evidentes. El margen para recortes es muy estrecho. Vimos en 2019 inclusive reducciones a gasto en salud.

¿Qué consecuencias habrá sobre los mercados financieros? En 2020 yo espero un tipo de cambio estable. Las tasas de interés permanecerán en niveles altos, y siguiendo a la política monetaria en EU. Para 2021 sí pienso que puede haber una depreciación del peso y volatilidad, dependiendo del comportamiento de la recaudación y de una mayor presión sobre las finanzas públicas. Obviamente la posible reducción de calificación de PEMEX es un riesgo importante y persistente.

Voy a cerrar hablando de la Cuenta Corriente (CC), que cambió de déficit a superávit a fines de 2019. Eso se debe a una caída en el gasto en importaciones. ¿Qué la genera? Supongamos que la CC depende del tipo de cambio real, y del ingreso de EUA. Ninguno de los dos ha variado radicalmente este año. El cambio en signo de la CC no se debe a una gran depreciación del peso, como en 1995, o a un aumento en la actividad económica en EUA, que por contra se desaceleró. La fuente de la caída se debe a las medidas tomadas por el gobierno actual. Estas redujeron las expectativas de crecimiento, y por tanto reducen el gasto de consumidores y empresas. Dado que estas acciones son parte del cambio en el papel del Estado, tendrán efectos muy persistentes. Tendremos crecimiento por debajo de 2% durante por lo menos la primera mitad del sexenio.

Mi propuesta es que el gobierno relance la inversión privada nacional y extranjera en energía y en telecomunicaciones, y que evite generar incertidumbre al renegociar contratos.

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