México ¿Cómo vamos?
Notas #SemaforoEconomico
#SemáforoEconómico: Inflación muestra una tendencia al alza desde mayo
 
21 de Octubre del 2020

Publicado en Animal Político.

La inflación general alcanzó una tasa anual de 4.01% en septiembre, saliéndose por segunda ocasión consecutiva, de la meta inflacionaria establecida por Banxico (3% +/- un punto porcentual). En agosto la inflación fue de 4.05% anual. En consecuencia, el #SemáforoEconómico de inflación de la organización México, ¿cómo vamos? se encuentra en rojo por segunda vez en el año.

El aumento sostenido de precios en los productos y servicios en el país se había mantenido dentro del objetivo del Banco de México por 14 meses consecutivos. El 2020 empezó con una tasa de inflación de 3.24% anual; en febrero ésta aumentó ligeramente y se ubicó en 3.70% anual, pero disminuyó -0.45 puntos en marzo, ubicándose en 3.25%. Con la llegada de la pandemia de COVID-19 y la implementación de las medidas de confinamiento, en abril la inflación general cayó a 2.15% anual, menor nivel desde diciembre 2015.

En mayo, la inflación subió a 2.84% y desde entonces ha mantenido una senda ascendente.

La inflación se puede desglosar de forma subyacente y no subyacente. En septiembre 2020 la inflación subyacente registró una tasa anual de 3.99%, nivel más alto para este componente desde marzo 2018 (4.02%). Por su parte, la inflación no subyacente alcanzó en septiembre 2020 una tasa anual de 4.10%, después de que en agosto registrara una tasa de 4.30% anual, mayor nivel desde mayo 2015 (5.78%).

La inflación subyacente corresponde al incremento continuo de los precios de un subconjunto de bienes y servicios que conforman el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). Este subconjunto excluye aquellos bienes cuyos precios son más volátiles y considera los precios de los bienes y servicios que tienen una evolución más estable, como los alimentos, mercancías no alimentarias, servicios de vivienda y educación, entre otros.

La inflación no subyacente está integrada por los bienes (agropecuarios, energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno) y servicios cuyos precios no responden de forma directa a las condiciones del mercado, sino que se ven altamente influenciados por condiciones externas como el clima o por las regulaciones del gobierno, y por lo tanto suele comportarse de manera altamente volátil.

La inflación es un indicador que permite evaluar el poder adquisitivo de la población. Las altas tasas de inflación afectan en mayor medida a los mexicanos que perciben menores ingresos, por lo que mantener una trayectoria estable de la inflación se vuelve una tarea importante, y objetivo fundamental del banco central.

La medición de la inflación se realiza a través de índices de precios que reflejan el crecimiento porcentual de una canasta de bienes y servicios. El Inegi utiliza el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), el cual mide el porcentaje de incremento en los precios de una canasta de bienes y servicios que adquiere un consumidor típico en México.

A raíz de la llegada de la pandemia de COVID-19 al país y las medidas de confinamiento implementadas, los cambios en la producción nacional y en la oferta de bienes, en las decisiones de compra de los mexicanos y las mexicanas, así como la alta volatilidad presentada en los precios de los energéticos, entre otros, repercutieron en la trayectoria de la inflación.

Por ejemplo, la gasolina de bajo octanaje en abril y mayo (meses de mayor afectación) tuvo fuertes caídas en su precio con tasas de inflación anuales de -23.81% y -17.3% respectivamente. También la tasa anual de inflación en el precio del arroz ha presentado mucha volatilidad en 2020, pues en febrero se ubicó en 3.9% anual, en marzo en 6.9% y en abril en 19%.

Por su parte, el precio del huevo registró una inflación anual de 42.4% en abril, después de que en marzo la tasa anual de inflación fuera 26.2%, posteriormente disminuyó y se ubicó en 19.2% en julio y registró un fuerte descenso para ubicarse en 2.0% anual en septiembre.

Las bebidas alcohólicas también mostraron un alza en sus precios; en marzo 2020 su tasa anual de inflación fue 4.0%, misma que subió a 5.8% abril y a 9.1% en mayo, pero después bajó a 7.4% en junio.

En específico, el arroz y las bebidas alcohólicas pertenecen al componente subyacente, esto es, al subconjunto que considera bienes con precios no volátiles, mientras que la gasolina es parte de los bienes que se contemplan para el cálculo de la inflación no subyacente. Sin embargo, en los meses de mayor afectación por la pandemia, muchos de los bienes de ambos componentes (subyacente y no subyacente) mostraron un comportamiento volátil al presentar fuertes incrementos en sus precios.

Es en este contexto, el Inegi anunció el pasado 8 de octubre la publicación mensual del nuevo subíndice del (INPC), llamado Índice de Precios de la Canasta de Consumo Mínimo (IPCCM). El propósito de este nuevo índice es dar seguimiento a las variaciones de los precios de la Canasta de Consumo Mínimo, la cual está integrada por un subconjunto de 176 productos y servicios genéricos de la canasta del INPC. Estos productos y servicios fueron seleccionados del contenido de las canastas alimentarias y no alimentarias de los ámbitos rural y urbano que usa el Coneval y representan una canasta de bienes más restringida y que responde a los patrones de consumo de las familias mexicanas de bajos ingresos que solamente pueden cubrir sus necesidades básicas.

El IPCCM permite medir las variaciones en los precios de los productos que atienden a las recomendaciones de nutrición y energéticas alimentarias, así como de bienes y servicios de carácter esencial como vestido, transporte, salud, educación y recreación, entre otros.

En septiembre 2020, la inflación de la Canasta de Consumo Mínimo fue de 4.47%, nivel mayor en 0.46 puntos a la inflación general, la cual consideran un listado de productos genéricos mayor. Este desempeño muestra que el impacto inflacionario fue mayor en el poder adquisitivo de las familias que cuentan con menores ingresos, ya que los precios de los bienes y servicios que satisfacen sus necesidades de consumo (contemplados en la Canasta de Consumo Mínimo) presentaron una mayor variación en los precios que la observada en el INPC nacional. Esta situación refleja el hecho de que dichas familias se encuentran en una mayor vulnerabilidad en términos de pobreza laboral y pobreza alimentaria.

El reciente desempeño observado tanto en la inflación nacional como en el nuevo subíndice presentado por el Inegi hace unas semanas, permite ver el impacto que ha tenido la crisis económica causada por la llegada del COVID-19 al país sobre los precios de los bienes y servicios que consumen las familias mexicanas más vulnerables.

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