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Gasolinazo o el miedo a las buenas políticas

Por: Jorge Alonso (@economicliberal)

 
31 de Enero del 2017

Artículo publicado en el blog de México, ¿Cómo Vamos? en Animal Político

Gasolinazo o el miedo a las buenas políticas

Por: Jorge Alonso (@economicliberal)

 

Se ha escrito ya mucho sobre los efectos que el incremento del 20 % en el precio de la gasolina va a tener en la economía mexicana. A pesar de que el ciclo de noticias está centrado en cada tuit del presidente Donald, no quería dejar pasar la oportunidad de ofrecer mi punto de vista sobre la medida tomada por el gobierno a principios de 2017 y tratar de disipar las preocupaciones que ha generado en México. Trataré de argumentar que es una medida razonable, aunque primero intentaré refutar dos de los principales miedos que genera en la población: el miedo al incremento en los precios y el miedo al incremento en la desigualdad.

Respecto del primero, subir el precio de la gasolina no puede tener un efecto muy grande en el promedio de los precios, ya que la gasolina ni representa mucho del gasto total de los hogares, ni tampoco es el insumo en el que más gastan la mayoría de las empresas. Por ejemplo: supongamos un hogar que ingresa 10 mil pesos al mes y pensemos exagerando que gasta un 20 % en gasolina. Si antes del incremento gastaba 2 mil pesos ahora gastará 2,400, lo que equivale a una reducción en su poder adquisitivo del 5 %. Incluso siendo pequeña esta cifra es una exageración porque los hogares de menos ingresos, en general, no tienen coche y recurren a medios de transporte colectivo. ¿Qué efectos podemos esperar entonces sobre la desigualdad?

 

 

Dado que el uso del coche es más frecuente en las familias de mayor ingreso y éstas reducen menos su consumo cuando aumenta el precio, resulta difícil de creer que el gasolinazo vaya a perjudicar más a los más pobres, ya que tendría que aumentar el precio del transporte público. Estos medios de transporte no pueden subir precios a voluntad, ya que son regulados por el gobierno y eso protegerá a los más vulnerables de al menos una parte de la subida del precio. También hay que tener en cuenta que la recaudación por venta de hidrocarburos se emplea para financiar programas de protección social tan importantes como “Prospera”, “65 y +” o el “Seguro Popular”. Estos programas están orientados a los hogares de más bajos de ingresos, lo que refuerza mi opinión de que el costo de la subida en precios repercutirá más en los que más tienen y no al revés. No obstante, tendremos que esperar a 2019 para tener las encuestas de gasto de los hogares de 2016 y 2018 y así poder hacer una evaluación adecuada.

Dado que el incremento del precio de la gasolina no va ocasionar ni grandes subidas en precios, ni en la desigualdad, es momento de argumentar porqué subir el precio de la gasolina es una buena idea. En primer lugar, este impuesto genera un flujo de recursos presupuestarios estables ya que es difícil de eludir. Además, el consumo de gasolina no cae de inmediato ya que las personas tardan en adaptar sus costumbres de consumo, lo que potencialmente le permite al gobierno recaudar mucho a corto plazo. Poder recaudar más libera de presión a la deuda pública al aumentar la recaudación del gobierno y deja un mayor margen de maniobra a BANXICO para ejecutar una política monetaria adecuada.

Además, es una medida que puede mejorar la asignación de insumos de la economía mexicana, convirtiéndose en un instrumento de desarrollo. Intentaré explicarles por qué a continuación. El efecto positivo sobre el desarrollo económico del incremento en precios se puede dar a través de dos mecanismos: mediante el gasto directo de los recursos recaudados o indirectamente gravando proporcionalmente más a las empresas más pequeñas y menos productivas.

El efecto del mecanismo directo, a través del gasto, es controversial ya que existen dudas sobre el uso que el gobierno le va a dar a esos recursos. Sin embargo, el incremento en precios puede tener consecuencias positivas e inesperadas, haciendo más costoso operar a las empresas menos productivas e incentivándolas al cierre. Puede sorprenderles que cerrar empresas sea una buena idea, pero México tiene demasiadas empresas muy pequeñas. Estas empresas subsisten no porque estén operando con un tamaño adecuado para su mercado, sino porque pueden eludir el pago de impuestos. La desaparición de estas empresas liberaría capital y trabajo que podrían emplearse mejor en empresas formales y más eficientes.

Finalmente me gustaría decirles que a lo mejor debido a mi sesgo académico o a mi ingenuidad, creo que las políticas de cualquier gobierno deben ser evaluadas como los exámenes: analizando detenidamente el contenido y sin mirar el nombre de quien lo entrega. Pongámoslo en práctica.

 

* Jorge Alonso cursó la Licenciatura en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid, la Maestría en Economía y finanzas en el Centro de Estudios Monetarios y Financieros, la Maestría y el Doctorado en Economía en la Universidad del Estado de Arizona. Desde 2010 a la fecha, es profesor de tiempo completo e investigador en el ITAM. Además, es candidato del Sistema Nacional de Investigadores. Forma parte del grupo de expertos de @MexicoComoVamos.

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