Publicado en Animal Político.
La semana pasada Horizontal empezó una iniciativa junto con el Banco Interamericano de Desarrollo en la que periodistas, formadores de opinión y tomadores de decisión se reúnen para conversar y entender mejor temas relacionados con políticas públicas. La primera conversación reunió a Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior en la Secretaría de Economía, y a Luis de la Calle, con Jude Webber, corresponsal del Financial Times, guiando la conversación.
La subsecretaria comenzó señalando la importancia de mantener la estabilidad macroeconómica, la certidumbre, el Estado de derecho y la transparencia. Agregó que el presidente tiene claro que no se puede jugar con la macroeconomía porque eso tendría un impacto en la política social que le interesa implementar. Sin embargo, de acuerdo con De la Mora, la política comercial de esta administración se sostendrá en tres nuevos pilares: la inclusión, la innovación y la diversificación.
Sobre este último pilar, se trabajará en profundizar el trabajo para sacarles más provecho a los 13 tratados de libre comercio que tiene México con 52 países. Por muchos meses hemos escuchado que una estrategia comercial frente al proteccionismo de Donald Trump era diversificar nuestras relaciones comerciales. Esa respuesta simplista no reconoce que el 80% de nuestras exportaciones se dirigen a Estados Unidos. Fue refrescante escuchar a la subsecretaria decir que si bien se reforzarán los lazos comerciales, buscando oportunidades de negocio de forma quirúrgica, es evidente que la relación comercial más importante que tiene el país es con Estados Unidos y debe cuidarse. Las ideas neoliberales no desaparecen por decreto.
En esta nueva estrategia comercial se buscará incluir a nuevos participantes, pequeños y medianos productores que se han visto excluidos de las oportunidades que han dado los tratados y también a nuevos productos: diversificar para disminuir la preponderancia del sector automotriz. Puede ser que esta estrategia tenga sentido, puede ser efectiva frente a cambios imprevistos en la demanda, pero los resultados se observarán en el mediano o largo plazo. Lo que no queda claro en absoluto es cómo se va a hacer. Supongo que el plan existe en la Secretaría de Economía, porque hacerlo requiere un extenso trabajo de detección de oportunidades dentro y fuera del país, un trabajo de campo y de inteligencia, que no sé si con los recortes presupuestales y la eliminación entera de áreas o dependencias se podrá lograr.
También se buscará agregar valor a las exportaciones mexicanas. Sin duda el objetivo me parece deseable: pasar de ser un manufacturero de productos sencillos a agregarle valor a la producción conllevaría mejores empleos y mejores salarios. Para lograrlo será indispensable mejorar la educación y la capacitación de los trabajadores mexicanos. Frente al cambio tecnológico que el mundo está atravesando y que México prefiere ignorar, el reto es todavía más complicado. Si a esto agregamos la política educativa, el retroceso educativo, que esta administración está promoviendo, más que reto parece solamente un buen deseo.
Quizás lo que más llamó mi atención de la plática con Luz María de la Mora fue el interés que se tiene en profundizar las relaciones comerciales con China. En más de una ocasión mencionó el deseo de que China participe con más inversiones en México, tanto a través del comercio de bienes finales, como en la parte de insumos. La subsecretaria enfatizó que se cuidará que la inversión china y su participación comercial en México no sea únicamente en la industria extractiva, sino que se buscarán sinergias en el sector tecnológico. Ojalá China tenga lo mismo en mente, aunque permítanme dudarlo.
La plática fue sin duda interesante. Ojalá más miembros de esta nueva administración participen en estos encuentros. Por lo menos en lo que hace a esta subsecretaría, las intenciones son claras y de ser exitosas pueden tener un impacto en el desarrollo del país. Espero que esta nueva política industrial no termine en algo similar al título de un libro de Santiago Levy: buenas intenciones, malos resultados.