Publicado en Animal Político.
Es muy conocido que el Banco de México tiene como objetivo prioritario procurar la
estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional. No obstante, no es su único
objetivo, ya que también la ley marca que el Banco debe promover el sano desarrollo del
sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pagos. La
pandemia del COVID-19 ha incidido negativamente sobre el comportamiento de los
mercados financieros en el país, restando profundidad, restringiendo liquidez y
deteriorando las condiciones de operación. Ante estos hechos, el Banco ha anunciado
una serie de medidas para que las instituciones financieras sean un vehículo efectivo que
permita financiar a las empresas y mantenerlas solventes durante la crisis, con el objetivo
de que el sistema financiero sea parte de la solución y no parte del problema.
No obstante, la magnitud y alcance de las medidas ha creado cierta confusión y mala
interpretación en el cómo se implementarán y cómo se financiarán. Lo primero que se
debe subrayar es que estas medidas comprenden solamente operaciones que la propia
ley le faculta al Banco realizar, no implica la indebida utilización de recursos públicos ni
pone en riesgo a la propia institución.
En el diseño de estas medidas hay varias consideraciones que hay que destacar. La
primera es que los recursos provienen de Banco de México exclusivamente. No hay
recursos públicos que se estén poniendo en juego y estas medidas tampoco involucran un
incremento en la deuda pública. La segunda es que con estas medidas no se crea dinero
de manera permanente ya que la inyección de recursos se retira posteriormente del
sistema bancario para evitar su monetización, lo que comúnmente se denomina
esterilización. Por ello, al final la cantidad de dinero en el sistema financiero es la misma,
solo cambia su distribución. La tercera es que Banco de México no tiene necesidad de
usar las reservas internacionales dado que no se está creando nuevo dinero. La cuarta,
es que todas estas medidas no representan algún riesgo para el patrimonio del Banco de
México. Para que los bancos comerciales y de desarrollo puedan recibir estos recursos
tienen que entregar algún activo (colateral) que garantiza el pago de los mismos. Tal y
como se hace en un crédito hipotecario en donde la casa que se adquiere garantiza el
pago del crédito.
Estas medidas fortalecen la operación y desarrollo del sistema financiero por tres vías.
La primera es que mejoran las condiciones de liquidez de las instituciones financieras.
Para que los engranes del sistema financiero funcionen se necesitan recursos líquidos
que estén disponibles para las instituciones, recursos llamados comúnmente liquidez. Por
ejemplo, una empresa que cierra temporalmente deja de percibir ingresos, lo que agota
rápidamente su capital de trabajo. Esta situación le dificulta mantener su planta laboral y
pagar a proveedores, lo que provoca una reacción en cadena. Una solución es acudir a
una institución financiera para solicitar una línea de crédito. Sin embargo, muchas otras
empresas que han dejado de percibir ingresos, también han dejado de realizar depósitos
en los bancos. Ante una mayor demanda de crédito, pero menos depósitos, las
instituciones financieras también se ven afectadas al tener menos liquidez. En un caso
extremo, la sostenibilidad de las instituciones financieras pudiera verse comprometida.
Para evitar que estas reacciones en cadena ocasionen un mayor daño y que al final paren
a todo el sistema financiero, se necesita poner a disposición más liquidez para los bancos
que más la necesitan para que éstos a su vez canalicen estos recursos hacia las
empresas y personas afectadas por la pandemia.
¿Cómo funcionan estas medidas? ¿Cómo inyecta el Banco mayor liquidez al sistema
sin imprimir dinero y sin asumir el riesgo? Varias de las medidas son ampliaciones de
instrumentos ya existentes mientras que otras son nuevos con mayores facilidades para
su utilización. Por ejemplo, el Banco cuenta con una ventanilla especial para que los
bancos comerciales más necesitados puedan disponer de recursos, entregando garantías
como colateral. Muchas de las medidas anunciadas implican mayores facilidades para
acudir a esta ventanilla, como la ampliación de títulos y/o valores que clasifican como
colateral. Otras medidas son préstamos garantizados llamados comúnmente reportos. Al
otorgar dichos préstamos, hay incrementos simultáneos en los activos y pasivos del
banco, por lo que no hay una afectación al capital contable. Si en un momento dado, un
banco no puede pagar el crédito obtenido del Banco Central, este simplemente toma en
su lugar las garantías ofrecidas.
Esta inyección de liquidez se distribuye en el sistema bancario garantizando su
operatividad. Al final del día el Banco de México retirará del sistema esta inyección
usando algunos de los instrumentos de esterilización. En el agregado el sistema
financiero se queda con la misma liquidez pero mejor distribuida. Por ello, el dinero de
estas medidas viene del propio sistema financiero. El Banco de México simplemente está
facilitando una redistribución de liquidez que favorezca a las instituciones más vulnerables
durante la crisis. Las medidas orientadas a este fin suman 350 mil millones de pesos lo
que representa un 30 por ciento del tamaño de mercado de fondeo interbancario.
La segunda vía es con medidas que incrementan el margen de maniobra de los bancos
para que estos puedan dar crédito a las micro, pequeñas y medianas empresas. Con
estas medidas, los bancos pueden usar sus activos como garantías para obtener recursos
del banco central que sean canalizados a empresas e individuos que se consideran
solventes, pero que han sido afectados por las presentes circunstancias. Hay que resaltar
que en estas medidas la banca privada es la que asume el riesgo crediticio y el Banco de
México no queda expuesto. Por ello, estas medidas no constituyen un rescate a bancos
que tengan problemas de solvencia. En la mayoría de los casos, el registro y seguimiento
de los nuevos créditos asociados a estas facilidades se hará a través de un banco de
desarrollo o institución de fomento, en los mismos términos de otros programas que llevan
a cabo dichas instituciones. En los casos en que le conciernen directamente al Banco de
México, este continuará aplicando las mejores prácticas para el control de los riesgos en
la implementación de estas medidas y en la administración de garantías recibidas para
asegurar su suficiencia para cubrir los recursos otorgados a la banca.
El tercer grupo de medidas promueven un comportamiento ordenado de los mercados
financieros al facilitar que las instituciones financieras alivien tensiones en sus balances.
Ya sea mediante permutas o ventanillas especiales, se les permite a los bancos obtener
títulos con mayor liquidez que les facilite el acceso al financiamiento interbancario. Un
ejemplo fue el intercambio de instrumentos de deuda del gobierno que realizó esta misma
semana el Banco con instituciones financieras por 5,255 millones de pesos. En esta
permuta, las instituciones entregaron Bonos con vencimientos entre mayo 2029 y
noviembre 2047 al Banco, a cambio de Cetes a 353 y 696 días y Bonos que vencen en
diciembre 2021 y junio 2022. En este tipo de medidas, el Banco no enfrenta cambios en el
monto de sus pasivos ni activos, sino simplemente cambia el perfil de vencimientos de
sus propios valores.
Como se puede apreciar, en ningún caso se comprometen las reservas
internacionales, ni se utilicen reservas de otra índole. Al recibir garantías amplias, el
Banco no incurre en riesgos indebidos y tampoco no hay una alteración a sus resultados
financieros. No hay afectación alguna a la deuda pública, ni el uso de recursos públicos
que pudieran afectar el manejo gubernamental del presupuesto público. Simplemente son
medidas encaminadas a promover un comportamiento ordenado de los mercados
financieros, fortalecer los canales de otorgamiento de crédito y proveer liquidez para el
sano desarrollo del sistema financiero, ante condiciones de estrés impuestos por el
confinamiento necesario de la actividad económica como respuesta a la pandemia del
COVID-19.