Por: Valeria Mendiola (@ValeMendiola) y Valeria Moy (@ValeriaMoy)
En el blog de México, ¿Cómo Vamos? en Animal Político.
Gastar mejor
Por: Valeria Mendiola (@ValeMendiola) y Valeria Moy (@ValeriaMoy)
“La cuarta indicación al Secretario de Hacienda es no sólo contener el nivel de gasto público, sino también, mejorar la calidad del ejercicio”.
Presidente Enrique Peña Nieto en la designación de José Antonio Meade como Secretario de Hacienda, 7 de septiembre de 2016
Entre las encomiendas del presidente Enrique Peña Nieto a José Antonio Meade al designarlo como Secretario de Hacienda, hace menos de dos semanas, se encuentra la de mejorar la calidad del ejercicio del gasto público. No es tarea menor. Meade tomó el mando de las finanzas públicas un día antes de tener que presentar el paquete económico. Difícil pensar que haya tenido el tiempo necesario para revisar con detenimiento las miles de cifras asignadas a cientos de rubros distintos. Pero más difícil aún, pensar que la eficiencia pueda plantearse en un presupuesto público.
En infinidad de discursos se habla de la eficiencia en el ejercicio del gasto público; se ha anunciado un Presupuesto Base Cero y se menciona cada vez que se sugiere un recorte. Sin embargo, la eficiencia es un concepto subjetivo. La Real Academia de la Lengua la define como “la capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado”. Dado lo amplio de la definición, tenemos que exigir mayor rendición de cuentas en la forma en la que se gastan los recursos públicos. No sobra recalcar lo de “públicos”: son recursos que el gobierno toma del sector privado para proporcionar bienes y servicios que deberían de contribuir al crecimiento del país y a mejorar ciertas condiciones sociales como educación y salud, además de contribuir a la redistribución de la riqueza.
Algunos datos. Entre 2012 y 2015, el gasto público ha crecido en términos reales (quitando el efecto inflacionario) en 12.5 %; un crecimiento promedio anual de 4 %. Pero el país ha crecido a un ritmo de 2.1 % en promedio cada año. La Secretaría de Educación Pública, Salud, Desarrollo Social y Comunicaciones y Transportes son las dependencias con mayores recursos. Pero los resultados son pocos.
Por ejemplo, sobre la educación. Los resultados de la prueba Planea 2015[1], indican que al término de la educación primaria, 6 de cada 10 estudiantes no han logrado adquirir los aprendizajes clave de matemáticas. En el sector salud, un estudio de la OCDE[2] indicó que en México casi 10 % del presupuesto de salud es dedicado a la administración y cerca del 40 % de los gastos en servicios de salud provienen de los bolsillos de las personas. Asimismo, al segundo trimestre de 2016, 41 % de la población no puede adquirir la canasta alimentaria con el ingreso que proviene de su trabajo, misma proporción que en 2013, aunque superior en más de 1 millón y medio de personas.
En 2013, el laboratorio de políticas públicas Ethos publicó un documento[3] con diversas sugerencias para mejorar el ejercicio del gasto público para lograr un mayor crecimiento económico. Entre los instrumentos propuestos se encontraba que la renta petrolera no debería financiar el gasto corriente, la necesidad de una reducción en los gastos irresponsables del gobierno y la creación de un mecanismo de transparencia en el uso de recursos de los estados y municipios como condición necesaria para ser otorgados por parte de la Federación. Poco ha cambiado.
La renta petrolera ha dejado de financiar el gasto. Pero no debido a una reestructura fiscal, sino más bien a la caída en los ingresos petroleros de los últimos años por el bajo precio del petróleo. En los últimos tres años se han logrado recaudaciones tributarias históricas que han permitido compensar esta caída.
En cuanto a la reducción de gastos irresponsables, podemos hablar sobre elgasto en servicios de comunicación social y publicidad del gobierno federal. En lo que va de la administración, se han dedicado más de 14 mil 905 millones de pesos constantes de 2010 a este fin. Únicamente en 2015 hubo un incremento real en este rubro de gasto de 59.4 % respecto a lo ejercido en 2014. En algunos casos, como en el sector salud, el gasto en publicidad es necesario, pero en la gran mayoría de los casos se convierte en propaganda hueca y clientelar.
A pesar de las constantes demandas de la sociedad por transparentar el uso de los recursos y deuda pública a nivel estatal, la rendición de cuentas es poca y siempre opaca. Entre 2013 y 2015, las entidades federativas y municipios han recibido transferencias por parte del gobierno federal por más de 3 billones de pesos constantes de 2010. El hecho de que dichas transferencias no se hayan visto reflejadas en mejoras sociales y económicas habla de la urgencia de implementar mecanismos de rendición de cuentas en el gasto.
Hoy estamos privilegiando el gasto corriente frente a la inversión pública, aquella que permite más actividad productiva. En 2015, el gasto en inversión física, representó únicamente 11.3 % de lo que se destinó a gasto corriente.
El gasto público es una gran herramienta de política económica que puede hacer la diferencia entre contribuir al crecimiento económico del país y obstruirlo. La eficiencia no se dará sola, habrá que exigirla.
[1] SEP, PLANEA: Resultados Nacionales 2015. En línea.
[2] OCDE, OECD Reviews of Health Systems: Mexico 2016, enero de 2016. En línea.
[3] Ethos, ¿Cómo gastar mejor para crecer?, septiembre de 2013. En línea.