Por: Arturo Damm Arnal (@ArturoDammArnal)
Que en esta administración se alcance el mayor crecimiento promedio anual de la economía, de los tres sexenios ya transcurridos del siglo XXI, será la buena noticia. La mala será que ese crecimiento resultará mediocre, muy por debajo del que se podría alcanzar si, de una buena vez por todas, pusiéramos la casa en orden.
Durante los cinco primeros años del gobierno de Peña Nieto este fue el crecimiento de la economía mexicana: 2013, 1.4 por ciento; 2014, 2.8; 2015, 3.3; 2016, 2.9; 2017, según la estimación oportuna del INEGI, 2.1. De acuerdo a la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, del Banco de México, correspondiente a enero, este año la economía crecerá (según la media de todas las respuestas recibidas) 2.2 por ciento. De cumplirse la expectativa (algo poco probable), el crecimiento promedio anual de la economía mexicana, durante esta administración, será 2.5 por ciento, superior al 1.8 del sexenio de Calderón y al 1.9 del gobierno de Fox.
Que en esta administración se alcance el mayor crecimiento promedio anual de la economía, de los tres sexenios ya transcurridos del siglo XXI, será la buena noticia. La mala será que ese crecimiento resultará mediocre, muy por debajo del que se podría alcanzar si, de una buena vez por todas, pusiéramos la casa en orden. ¿Qué porcentaje de crecimiento podría alcanzarse si pusiéramos la casa en orden? No lo sé, pero sería mayor al 2.1 alcanzado entre 2001 y 2018 (suponiendo que este año la economía crezca 2.2).
Una de las preguntas formuladas por el Banco de México a sus encuestados es cuál consideran que será el crecimiento promedio anual de la economía durante los próximos diez años, entre 2018 y 2027. La media de las respuestas, en la encuesta de enero, fue 2.7 por ciento, por arriba del crecimiento promedio anual registrado entre 2001 y 2017 (2.0 por ciento), pero mediocre, sobre todo si tomamos en cuenta que, en ese periodo, del 2018 al 2027, y de no llegar a la Presidencia alguien lo suficientemente imprudente para echarlas atrás, ya estarán operando “a todo vapor” las reformas estructurales (laboral, de competencia, de telecomunicaciones, financiera, energética, fiscal) cuyo objetivo es (elevando la competitividad de la economía mexicana, es decir, haciéndola más atractiva para las inversiones directas, que son las destinadas a producir bienes y servicios, variable con la que se mide el crecimiento), que la economía crezca sostenidamente al 5.0 por ciento. Según la media de las respuestas a la pregunta cuál consideran que será el crecimiento promedio anual de la economía mexicana durante los próximos diez años, ese crecimiento será del 2.7 por ciento.
Veámoslo así. Entre 2001 y 2012 (los gobiernos de Fox y Calderón), sin reformas, la economía creció, en promedio anual, 1.9 por ciento. A lo largo del sexenio de Peña Nieto, durante el cual comenzaron a implementarse las reformas, y suponiendo que este año la economía crezca al 2.2 por ciento, el crecimiento promedio anual será del 2.5 por ciento. Para el período 2018 – 2027 se espera, según la media de las repuestas obtenidas por el Banco de México en la última encuesta, un crecimiento promedio anual del 2.7 por ciento. La pregunta es inevitable: ¿qué tan eficaces resultarán las reformas estructurales para elevar al 5.0 por ciento el crecimiento anual de la economía mexicana? Y si resultan, como ha sido hasta ahora, poco eficaces, ¿qué falta?, ¿qué sobra? Falta Estado de Derecho. Sobra Estado de chueco.
* Arturo Damm Arnal forma parte del panel de expertos de @MexicoComoVamos. arturodamm@prodigy.net.mx