Estados como Aguascalientes y Puebla presentan un entorno accesible para la actividad empresarial. Oaxaca y la Ciudad de México presentan ineficiencias en prácticamente todos los indicadores.
Publicado en Animal Político.
México ocupa el lugar 51 de 63 países del Ranking de Competitividad Global 2018 del Instituto Internacional para el Desarrollo de la Gestión (IMD por sus siglas en inglés). La competitividad se refiere a la capacidad para atraer y retener talento e inversión a un país.
Este sitio representa una caída de tres lugares respecto a 2017; además, la posición de México en este ranking ha caído del lugar 41 en 2014 al 51 en 2018.
Con base en estos datos y la meta establecida por México, ¿cómo vamos?, el #SemáforoEconómico de competitividad está en rojo. De acuerdo con la organización, México debería estar dentro del 20% de los países más competitivos a nivel internacional, una meta que México en la clasificación del IMD no logra (de hecho, se encuentra dentro del 20% peor calificado).
Según el Centro de Competitividad IMD, los principales retos a los que se enfrenta México son la eficiencia gubernamental e infraestructura: el país está en la posición 54 en cuanto al primer tema y en el lugar 55 en el segundo. En particular, el estudio señala a la educación como un pendiente importante; México se posiciona en el lugar 62 en el tema, el penúltimo lugar, únicamente por encima de India. Por otro lado, la posición del país en cuanto a desempeño económico es la número 35, mientras que en cuanto a eficiencia de los negocios ocupa la posición 48 de 63 países.
Aunque el Ranking de Competitividad Global del IMD es el índice de competitividad con la actualización más reciente, el #SemáforoEconómico de competitividad de México, ¿cómo vamos? también considera otros índices sobre el tema para darle seguimiento a los avances del país. Uno de estos índices es el Doing Business, realizado por el Banco Mundial de manera anual.
El reporte, cuya última edición fue publicada en octubre de 2017, evalúa la facilidad para llevar a cabo negocios en diferentes países de mundo. Tomando en cuenta cualidades como la facilidad de abrir un negocio, la facilidad para conseguir permisos de construcción y la medida en que los contratos se cumplen, entre otras, el reporte posiciona a México en el lugar 49 de 190 países.
Además de la clasificación internacional, el Banco Mundial publicó el reporte “Doing Business en México 2016”, el cual evaluó qué tan amigable es el entorno para la actividad empresarial en cada estado. A pesar de no ser tan recientes como los datos de la clasificación del IMD, los resultados presentados en la publicación ponen en evidencia las grandes diferencias entre los estados del país.
Estados como Aguascalientes y Puebla presentan un entorno accesible para la actividad empresarial, con trámites burocráticos más cortos para abrir negocios y conseguir permisos de construcción, así como mayor facilidad para hacer cumplir los contratos. Sin embargo, estados como Oaxaca y la Ciudad de México presentan ineficiencias en prácticamente todos los indicadores tomados en cuenta. En Oaxaca, obtener un permiso de construcción toma en promedio 92 días, y en la CDMX este tiempo es de 81 días, a comparación de Puebla, donde toma alrededor de 28 días. Asimismo, la apertura de una empresa toma alrededor de 24 días en Oaxaca, lo cual contrasta con un tiempo de espera de 14 días en Aguascalientes y de 9 en Puebla.
Los retos establecidos por el IMD concuerdan en parte con lo concluido en las publicaciones de “Doing Business”: es necesaria una estructura burocrática que permita que la actividad empresarial se lleve a cabo de una manera más fluida en todos los estados del país. Es también fundamental llevar a cabo inversión más eficiente en infraestructura pública que permita aumentar la productividad, así como continuar con la implementación de reformas estructurales que mejoren el nivel educativo de la población del país y modernicen el sector energético.
En un entorno de comercio exterior frágil, es importante llevar a cabo acciones concretas que conviertan a la economía mexicana en un entorno más atractivo para la inversión y que fomente el desarrollo de negocios, de manera que no pierda su posición como jugador importante en el mercado internacional.