Por : David Kaplan (@David_S_Kaplan)
Publicado en Animal Político.
El INEGI acaba de publicar las cifras de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) del pasado mes de abril. Esta encuesta intenta reproducir la metodología de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), aunque el simple hecho de realizar una encuesta telefónica en vez de presencial puede ocasionar un problema de comparabilidad. Sin embargo, considero que los resultados de la ETOE de abril nos dicen mucho sobre la evolución del mercado laboral mexicano durante el inicio de la crisis de COVID-19.
El resultado contundente es que el COVID-19 ha afectado el mercado laboral de una manera que no tiene precedentes. En comparación con el promedio del primer trimestre de 2020, el empleo total cayó en 12,057,497 en abril de 2020. Adicionalmente, hubo un aumento de 7,835,850 personas que siguen recibiendo salarios a pesar de estar en suspensión temporal de sus labores, quienes se contabilizan como trabajadores a pesar de estar ausentes de sus empleos. En este sentido, el número de personas que realmente trabajan bajó en 19,893,347 del primer trimestre de 2020 a abril de 2020. Aunado a esto, el número de subocupados —personas ocupadas que quisieran trabajar más horas, pero no pueden— aumentó en 6,317,770. Desde que tenemos datos laborales, no hay otro caso ni remotamente cerca de estas cifras.
Además de una reducción brutal del empleo en abril de 2020, hubo una clara reducción de los ingresos laborales. En el primer trimestre de 2020, el 58.4% de las personas ocupadas ganaban dos veces el salario mínimo o menos. En abril de 2020, esta cifra se elevó a 72.7%. Ante esta reducción de los ingresos laborales, además de la reducción dramática del empleo, es prácticamente imposible evitar un aumento importante de la pobreza.
Por todo lo anterior se puede decir con certeza que estamos observando una crisis sin precedentes. Pero ¿será la recuperación tan rápida como la caída? Hay ciertos indicios de que la recuperación puede ser rápida. Del primer trimestre de 2020 a abril de 2020, el número de personas ausentes temporalmente de su trabajo sin recibir pago, que se clasifican en su mayoría como personas fuera de la Población Económicamente Activa, pero disponibles para trabajar, aumentó en 9,798,507. Si la gran mayoría de estas personas vuelven a sus empleos pronto, el mercado laboral recuperará muchos (pero no todos) de los empleos perdidos de manera muy rápida. Pero ¿podemos confiar en que estas personas regresarán a sus empleos?
En mi opinión, el mayor riesgo que enfrentamos es que, por problemas de liquidez, muchas empresas viables quiebren, ocasionando que un porcentaje alto de estas pérdidas temporales de empleos se conviertan en pérdidas permanentes. Aunque las empresas no quiebren, no volverán a contratar a todos los trabajadores en suspensión temporal si enfrentan una menor demanda aun después de que termine la emergencia sanitaria. Como muestra la gráfica 1, las mismas personas que en principio han perdido sus empleos de manera temporal manifiestan mucha incertidumbre sobre la posibilidad de regresar.
En resumen, los resultados laborales de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo de abril muestran con claridad que el mercado laboral mexicano está en una crisis sin precedentes. Lo que no sabemos es si habrá una recuperación rápida después de que termine la emergencia sanitaria. El hecho de que un porcentaje importante de la pérdida de empleos corresponde a suspensiones temporales nos da cierta esperanza de que muchos podrán regresar a sus empleos pronto, impulsando una recuperación rápida del mercado laboral. Sin embargo, dado que las mismas personas que se encuentran en suspensión temporal manifiestan mucha incertidumbre sobre el posible regreso al empleo, no debemos confiar en que el mercado laboral se recupere de manera rápida y automática.