Por: Valeria Mendiola (@ValeMendiola) y Ana Gutiérrez (@AnaBee92)
Publicado en Animal Político.
La historia reciente de México puede dividirse en un antes y un después del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El contexto económico al que nos enfrentamos los mexicanos, los productos a los que tenemos acceso y las compañías, tanto nacionales como internacionales, que operan en México eran inimaginables hace menos de treinta años. Hoy en día, un sándwich a la hora del almuerzo puede incluir pepinos de Canadá, aguacate de México y jamón estadounidense. El papel fundamental que ha desempeñado el libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá en el bienestar de los consumidores de las tres naciones se daba ya por sentado, por lo que la insistencia de la administración estadounidense de renegociar el Tratado causó conmoción. El 30 de septiembre de este año, después de 13 meses de negociaciones, se anunció que Canadá había llegado a un compromiso para unirse al nuevo Acuerdo Comercial entre México y Estados Unidos.
El nuevo Tratado, que se llamaría Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), mantiene muchos principios similares a los del TLCAN original, pero también varios cambios sustanciales respecto a su predecesor. Más allá de eliminar aranceles, se enfoca en establecer reglas para comerciar. Además, incluye capítulos destinados a temas que hace 25 años eran poco relevantes.
Una de las mayores novedades en el T-MEC es el capítulo Anticorrupción, y es uno de los más relevantes para México dada la alta percepción de corrupción en el país. Es apenas el segundo Tratado comercial que incluye un capítulo sobre este tema; el primero fue el Acuerdo Transpacífico (TPP). De acuerdo con el último reporte de Transparencia Internacional, México ocupa el lugar 135 de 180 en percepción de corrupción, mientras Canadá ocupa el 8 y Estados Unidos el 16. Los altos niveles de corrupción ahuyentan inversiones y emiten un mensaje de la falta de capacidad del gobierno para aplicar el Estado de derecho. En el capítulo anticorrupción, se definen las acciones que serán consideradas actos de corrupción, desde sobornos hasta el desvío de recursos. Además, establece medidas concretas que los gobiernos deberán implementar para evitar que funcionarios públicos se involucren en actos de esta índole, como la creación de códigos de conducta y medidas aplicables en caso que algún funcionario viole dicho código.
Otra novedad en el Tratado es la inclusión del capítulo laboral y el medioambiental, que originalmente se limitaban a describir una serie de buenas intenciones en acuerdos paralelos sin mecanismos de rendición de cuentas. En el capítulo laboral, el T-MEC obliga a los países a tratar bajo los mismos estándares de sus leyes laborales a los trabajadores migrantes. Además, incluye un anexo específico para México, con disposiciones que deberá cumplir antes del 1° de enero de 2019, como establecer en sus leyes laborales el derecho a participar en actividades para la negociación colectiva y crear organismos independientes para el registro de elecciones sindicales. Por otra parte, en materia medioambiental, el T-MEC es el primer Tratado de Libre Comercio en incluir compromisos para prevenir y reducir la basura marina y evitar la caza de ballenas con fines comerciales.
La incorporación de un capítulo de comercio digital fue otra de las innovaciones. Una de las disposiciones más controversiales alrededor de este capítulo es el hecho que plataformas como Facebook, Youtube y Amazon no podrán ser consideradas las responsables por el contenido que los usuarios deciden cargar a ellas, por lo que no se les puede demandar bajo ese argumento.
Pero tal vez el cambio más importante para México es el relativo a las reglas de origen en la industria automotriz. Mientras que en el TLCAN se exigía que los vehículos intercambiados tuvieran un contenido regional de 62.5% para tener acceso a aranceles preferenciales, ahora ese porcentaje es 75%. Además, entre 40% y 45% del vehículo deberá ser producido en ubicaciones donde el salario otorgado sea $16 dólares por hora.
Estos son únicamente algunos de los diversos cambios establecidos en el T-MEC. Después de la entrada en vigor del Tratado, la cual se pronostica para el año 2020, aún deberán transcurrir algunos años para evaluar el impacto de los mismos sobre el nivel de comercio y la integración de México, Estados Unidos y Canadá.