Por: Ana Gutiérrez (@AnaBee92) Valeria Mendiola (@ValeMendiola ) y Valeria Moy (@ValeriaMoy)
Publicado en Animal Político.
A pesar de que en los últimos años, Jalisco ha sido un estado que ha crecido económicamente gracias a la generación de empleos formales y la atracción de inversiones, cuenta con dos de los municipios con el mayor número de personas en pobreza multidimensional, Zapopan y Guadalajara.
Por: Ana Gutiérrez (@AnaBee92), Valeria Mendiola (@ValeMendiola) y Valeria Moy (@ValeriaMoy)
“Forjaremos una economía basada en el impulso del conocimiento y en el avance tecnológico. Con estas acciones, fomentaremos la inversión de particulares, la apertura de negocios y la generación de más y mejores empleos.”
Aristóteles Sandoval, Primer mensaje como Gobernador Constitucional, 1 de marzo de 2013.
En los últimos años, Jalisco ha sido ejemplo de resultados económicos positivos. Su localización geográfica privilegiada, con 351 kilómetros de litoral, y su colindancia con estados con alto dinamismo económico, han sido bien aprovechadas por el estado. Es la tercera entidad más poblada del país, con 8.2 millones de habitantes, y el 8° estado con la mayor tasa de participación laboral – 61.7% de las personas de 15 años y más forman parte de la población económicamente activa. Jalisco, además, cuenta con 12 Universidades del estado, 14 Institutos Tecnológicos y 590 Centros de Entrenamiento de Trabajo, lo cual permite que haya mano de obra calificada. Así, Jalisco se ha convertido en un estado que atrae inversiones, turismo y genera empleos.
Durante el periodo de gestión de la actual administración, la economía ha crecido a un ritmo de 3.8% promedio anual. Si bien aún está lejos de crecer al 4.5% promedio, a partir de 2014 el crecimiento ha sido relativamente sostenido, y es el 8° estado con mayor crecimiento en el periodo. La economía de Jalisco está fuertemente concentrada en el sector servicios – 62.3% del PIBE –, mismo que creció a un ritmo promedio de 3.6% anual en los últimos 5 años. Por otra parte, el sector manufacturero, que representa casi ¼ parte del PIB, fue también uno de los motores de la economía del estado, al crecer a un ritmo de 5.3% promedio anual en el mismo periodo.
En cuanto a la generación de empleo formal, en Jalisco deberían generarse 81 mil 700 empleos formales cada año para darle cabida en el sector formal a la población que se incorpora al mercado laboral. A pesar de no haber alcanzado la meta, se generaron 90% de dichos empleos. Además, la generación de empleo formal creció sustancialmente durante 2016 y 2017.
Este rápido crecimiento en la generación de empleo formal ha tenido un impacto positivo en la reducción de la informalidad laboral. Cuando la actual administración entró en funciones, más de la mitad de los trabajadores – 53.3% – eran informales. A finales de 2017, esta proporción había disminuido en 6.4 puntos porcentuales. Mientras tanto, la reducción nacional fue de 2.3 puntos. Esta disminución en Jalisco se ha traducido en casi 32 mil trabajadores menos de los que había a finales de 2012 que no cuentan con las prestaciones de seguridad social que exige la ley.
También se ha observado una mejora sustancial en la productividad laboral. Mientras a finales de 2012 se generaban $157 pesos por hora trabajada – apenas $1 más que a nivel nacional –, al cierre de 2017 esta cifra se había elevado a $172 pesos por hora trabajada. Esto representó un incremento de $15 pesos por hora trabajada, mientras a nivel nacional el aumento en la productividad laboral fue de $6 pesos.
La proporción de la población que no puede adquirir la canasta alimentaria con el ingreso proveniente del trabajo de su hogar también disminuyó sustancialmente, al pasar de 31.6% a finales de 2012 a 25.6% a finales de 2017. Pasó de ser el 9° estado con la menor pobreza laboral al 5° estado con el menor porcentaje de personas en esta condición. Durante este periodo, los ingresos laborales del estado crecieron en 8.6% real mientras a nivel nacional estos se deterioraron en 0.7%.
Finalmente, la deuda pública del estado como proporción del PIBE también disminuyó. Pasó de representar 2.7% a 2.2% del PIBE entre 2012 y 2017. Si bien se trata de un decremento importante, éste se debe principalmente al crecimiento de la economía, ya que en términos del saldo de la deuda ésta se incrementó en 5.8% en el periodo, al pasar de 26 mil 015 millones a 27 mil 517 millones de pesos.
Las cifras mencionadas pueden esconder desigualdades dentro del estado. Este deberá ser uno de los principales pendientes económicos para el próximo gobernador. En concreto, a pesar de ser un estado que crece, genera empleos formales y atrae inversiones, también alberga al 11° y 12° municipio con el mayor número de personas en pobreza multidimensional – Zapopan (382,961) y Guadalajara (370,890). La inclusión financiera también muestra grandes disparidades entre municipios. De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, mientras en Guadalajara hay 6 mil 598 tarjetas de crédito por cada 10 mil adultos, en el municipio urbano de Ixtlahuacán de los Membrillos, hay apenas 603 tarjetas de crédito por cada 10 mil adultos.
Jalisco es uno de los estados con mayores avances económicos en los últimos años. El gobernador saliente entrega un estado con resultados positivos en ese ámbito, pero queda el gran pendiente de la seguridad, tema que rebasa el propósito de esta nota. Sin mejorar el Estado de derecho y las condiciones de seguridad, Jalisco no podrá mantener esta senda de crecimiento y mejoría económica.
La próxima administración deberá concentrarse en mantener las políticas que han funcionado para activar la economía de Jalisco, al mismo tiempo que implementa políticas que se traduzcan en crecimiento y desarrollo incluyente.