Publicado en Animal Político.
A casi seis meses del gobierno del Presidente López Obrador existen claros indicios de que México se encuentra a la deriva y con un alto riesgo de retroceso en todos los ámbitos: económico, social y político. Las decisiones tomadas hasta la fecha exhiben a un gobierno ignorante, irresponsable y carente de un plan rector que atienda las necesidades urgentes de la sociedad mexicana, con objetivos, estrategias, acciones y metas bien definidas.
Para estos efectos, el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (PND) es un documento inservible, pues parte de un diagnóstico erróneo al señalar a la política económica liberal como la causante de la corrupción, del estancamiento económico, de la marginación y de la pobreza, lo que justifica la propuesta de política económica de este gobierno basada en el proteccionismo, la sustitución de importaciones, la “fuerte presencia del Estado” y la intervención de mercados; política anacrónica y de probado fracaso en México y en otros países que la han instrumentado. De ahí que algunas de las estrategias en materia económica planteadas en el PND sean inequívocamente contradictorias con el objetivo de aumentar la eficiencia y la productividad, recuperar la senda del crecimiento económico y mejorar el bienestar de la población.
De manera específica me referiré a tres de los doce principios rectores del PND: 1) Honradez y honestidad. 2) Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie. 3) El mercado no sustituye al Estado. Sobre los dos primeros existe consenso respecto a las bondades del respeto irrestricto a la ley y el fortalecimiento del marco institucional; sin embargo, acciones que el presidente ha llevado a la práctica muestran una violación flagrante de esos principios y la consecuente ausencia del Estado de Derecho la cual limita el crecimiento económico. En cuanto al tercero, las implicaciones en eficiencia económica podrían ser muy graves. Cito el plan:
1. Honradez y honestidad. “…La corrupción ha sido el principal inhibidor del crecimiento económico. Por eso estamos empeñados, en primer lugar, en acabar con la corrupción en toda la administración pública, no sólo la corrupción monetaria sino la que conllevan la simulación y la mentira”. (El subrayado es mío).
Para la cancelación del aeropuerto de Texcoco (NAIM), por ejemplo, el presidente utilizó el engaño como estrategia; la consulta que se llevó a cabo, carente del mínimo rigor y legalidad fue una pantomima de un ejercicio democrático cuando él ya había tomado la decisión. No sólo engaña a la sociedad, se burla de ella, ya que nunca ha dado una respuesta congruente sobre qué asuntos se llevarán a consulta, cuáles serán los criterios de decisión y las modalidades de los procesos. Esto pone en evidencia la farsa como forma de su gobierno.
2. Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie. “Ante el sistemático quebrantamiento de las leyes, tanto en su espíritu como en su letra, hemos de desempeñar el poder con estricto acatamiento al orden legal, la separación de poderes, …”.
No obstante, el presidente ha violado o intentado violar la ley de manera consistente; por un designio divino se considera a sí mismo estar por encima de ella. Las muestras son muchas, como la asignación directa en contratos públicos sin que exista la justificación para no convocar a licitación pública; el envío de un memorándum a miembros de su gabinete para dejar sin efecto la reforma educativa después de que no fue ratificada por el Senado. El presidente López Obrador abiertamente desacata la ley e incita a la sociedad a hacerlo cuando sostiene que si alguna disposición legal es injusta no debe respetarse. Por otra parte, su confusión entre aplicar la ley y reprimir es una señal perniciosa de que el Estado no sancionará necesariamente a quien quebrante la ley. Este hecho, sumado a la impunidad que hay en México, retroalimenta la ilegalidad.
3. El mercado no sustituye al Estado.“Durante décadas, la élite neoliberal se empeñó en reducir el Estado a un aparato administrativo al servicio de las grandes corporaciones… y que bastaba “la mano invisible del mercado” para corregir distorsiones, desequilibrios, injusticias y aberraciones, fue una costosa insensatez.
Ese principio, llevado a la práctica, podría utilizarse de manera discrecional para fines políticos y dar lugar a una enorme pérdida de eficiencia en la asignación de recursos. Algunas modalidades de la intervención del Estado son: establecer controles de precios, determinar qué empresas son elegibles para abastecer un mercado en particular, regular de manera excesiva algunos mercados, ampliar el programa de precios de garantía de productos agropecuarios y expropiar empresas. Sin embargo, el uso y asignación eficiente de recursos no parece ser una prioridad del presidente López Obrador, como lo demostró al echar por tierra una inversión de más de 100 mil millones de pesos por la cancelación del aeropuerto de Texcoco; al invertir en una refinería que no será rentable bajo escenario alguno; o, apoyar las finanzas de Pemex sin contar primero con un plan de negocios de la empresa a fin de evaluar la viabilidad de la misma y el rendimiento de los recursos destinados.
La actuación y las decisiones que ha tomado el presidente López Obrador configuran un escenario desfavorable a corto y mediano plazo. En términos generales, preveo una contracción de la inversión privada, así como una caída en la productividad y un crecimiento económico muy bajo. Asimismo, veo un gobierno ineficaz por la pérdida invaluable de cuadros de servidores públicos de vocación, que acumularon muchos años de conocimiento y experiencia, y han sido sustituidos en su mayoría por personal inexperto y no calificado, cuyo único mérito es obedecer al presidente y nunca cuestionarlo. También veo un gobierno que ante un pobre desempeño económico y social se sienta desesperado por dar resultados espectaculares, para lo cual probablemente recurrirá a controles de precios e incrementos del gasto y de la deuda pública para cumplir con todas sus promesas, lo cual debilitará aún más la precaria situación económica del México.
* Sergio Fadl Kuri es profesor de economía en el ITAM y miembro del panel de expertos de @MexicoComoVamos.