Por: Arturo Damm Arnal
En el blog de México, ¿Cómo Vamos? en Animal Político.
¿Qué se requiere para que aumenten los salarios?
Por: Arturo Damm Arnal(@ArturoDammArnal)
El artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, CPEUM, no deja lugar a dudas: “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos” (educación que, según el artículo 3 de la misma Constitución, deberá ser, si interpreto correctamente la afirmación de que “el Estado (…) impartirá educación preescolar, primaria y secundaria”, gratuita).
Dado que el 123 no deja lugar a dudas, resulta que quienes afirman que el salario mínimo es inconstitucional tienen razón. El salario mínimo vigente, 73.04 pesos diarios, no alcanza para hacer realidad el precepto constitucional, razón por la cual hay un movimiento (presente en el Proyecto de Constitución Política para la Ciudad de México) a favor de su aumento. ¿De cuánto tendría que ser para hacer realidad el precepto?
Aceptemos que las necesidades alimentarias de un jefe de familia, que incluyen las necesidades de sus dependientes económicos, tienen como límite inferior lo que el CONEVAL llama la línea de bienestar mínimo, equivalente al precio de la canasta básica alimentaria, CBA. Consideremos una típica familia mexicana de cuatro miembros[1], en alguna de las zonas urbanas del país. Supongamos que solo uno de sus miembros (el jefe o jefa de familia) genera ingresos. ¿Cuál debe ser su salario para ubicarse sobre la línea de bienestar mínimo? Hagamos cuentas.
Para septiembre de este año (último mes para el que tenemos información), el precio mensual de la CBA, por persona, en zonas urbanas, fue de 1,339.39 pesos[2]. Suponiendo una familia de cuatro miembros, se hubiera requerido un presupuesto de 5,357.55 pesos para poder comprar la CBA y ubicarse sobre la línea de bienestar mínimo.
Suponiendo como único ingreso el salario mínimo vigente, un jefe de familia recibiría mensualmente 2,191.20 pesos, 3,166.35 menos que los requeridos para comprar cuatro CBA, que harían posible que él y su familia satisfacieran sus necesidades alimenticias básicas. Con el salario mínimo actual solo se puede adquirir el 40.9 por ciento de la CBA, por lo que el salario mínimo tendría que aumentar 144.5 por ciento para que no resultara inconstitucional. Cualquier aumento menor daría como resultado un salario insuficiente para adquirir la CBA, y tendría como consecuencia un salario mínimo inconstitucional. El reclamo de inconstitucionalidad seguiría siendo válido.
Quienes abogan por el aumento en el salario mínimo no proponen que el mismo sea, de una sola vez, del 144.5 por ciento. Por ejemplo, en el documento Política de recuperación del salario mínimo en México y en el Distrito Federal, del Gobierno de la Ciudad de México, presentada en el 2014, se propuso, entre 2015 y 2018, los siguientes aumentos al salario mínimo: 23.1 por ciento en 2015; 35.5 en 2016; 26.2 en 2017; 20.70 en 2018, lo cual, de haberse aplicado, y tomando como punto de partida el salario mínimo vigente en 2014, hubiera dado como resultado, en el 2018, un salario mínimo de 5,130 pesos mensuales, ubicado, dependiendo del comportamiento de la inflación, alrededor de la línea de bienestar.
Más allá de la pregunta por la causa del rezago del salario mínimo (misma que se encuentra en los tiempos de la inflación elevada, sobre todo en la década de los ochenta del siglo pasado, y en el uso, ¡injusto e ineficaz!, de la política salarial como ancla para evitar mayor inflación), debemos preguntarnos si es posible, como dice el 123 constitucional, pagarle al trabajador según sus necesidades. Si lo fuera no habría pretexto para acabar con la pobreza ya. El hecho es que no es posible. El salario está determinado por la productividad del trabajador y, más importante, por la relación entre la demanda y la oferta de trabajo en cada mercado laboral, todo ello al margen de las necesidades del trabajador y sus dependientes.
Dada una mínima productividad de parte de los trabajadores, para que el salario aumente se requiere que la demanda de trabajo de parte de los empleadores sea mayor que la oferta de trabajo de parte de los trabajadores, para lo cual se necesita que la inversión directa (que es la que abre empresas, produce bienes y servicios, crea empleos, y le permite a quienes obtienen esos puestos de trabajo generar ingresos), crezca mucho más de lo que ha crecido, para lo cual es indispensable que la competitividad de la economía mexicana (su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas), sea mucho mayor de la que es. Este es el camino. No hay otro.
Pretender remunerar el trabajo conforme a las necesidades del trabajador es un despropósito, injusto e ineficaz, aunque muchos estén convencidos de lo contrario, despropósito recogido en el 123 constitucional.
* Arturo Damm Arnal es economista por la Universidad Autónoma Metropolitana. Estudió también la Licenciatura y la Maestría en Filosofía en la Universidad. Realizó estudios doctorales en filosofía en la Universidad de Navarra. Es profesor de Teoría Económica y de Análisis Económico y de Historia del Pensamiento Económico en la UP. Forma parte del grupo de expertos de @MexicoComoVamos.
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[1] Según el INEGI el promedio de integrantes de la familia en México es 4.1 personas.
[2] http://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/Lineas-de-bienestar-y-canasta-basica.aspx