Bárbara Carrillo @BarbCarrillo27
Publicado en Animal Político
El rumbo hacia el cual se está impulsando la educación en México, puede desmotivar a los buenos profesores. Para qué luchar contra corriente por brindar a los niños educación de calidad cuando resulta más cómodo dar clases mediocres, otorgar buenas calificaciones a todos evitando problemas, no preocuparse por cada alumno en particular sino tratarlos y calificarlos no como individuos sino como grupo. Los niños de México merecen mucho más que eso.
Afortunadamente, siempre han existido maestras y maestros que dejan huella, que enseñan y hacen de sus alumnos mejores personas. A todos ustedes, maestras y maestros de primaria, secundaria y prepa que marcan la vida de tantos niños y niñas, les quiero platicar de sus alumnos cuando llegan a la universidad.
Cada semestre tengo el privilegio de dar clase a extraordinarios alumnos, muchos de ellos estudiaron en escuelas públicas. A veces tengo la suerte de que me cuenten cómo llegaron a la universidad, sus historias siempre incluyen la frase “tuve la suerte de tener excelentes profesores”.
Frecuentemente escucho a los alumnos decir “tuve la suerte de poder ir a una escuela donde los profesores sí enseñaban bien”, o “en la escuela que me quedaba cerca los profesores faltaban mucho y nadie estudiaba, entonces mis papás me metieron a una escuela que quedaba lejos pero que sí era buena”. Los estudiantes agradecen a maestros que los impulsaron con frases como “tú puedes dar más” “sé que puedes llegar lejos”; con una sonrisa platican historias de sus profesores más estrictos, historias que siempre terminan en “aprendí muchísimo gracias a ella (él)”. Es asombroso ver la cantidad de jóvenes que están ahí gracias a que un profesor les dio la confianza de animarse a ir a la universidad aunque eso implicara vivir lejos de casa.
La mayoría de los jóvenes llegan a la universidad nerviosos, con miedo. Es en el recuerdo de las palabras de ustedes, sus buenos profesores, que encuentran la confianza para saber qué tienen que hacer, para tener la disciplina de estudiar y hacer sus tareas, para no darse por vencidos cuando tienen un mal examen, para saber que gracias a sus conocimientos saldrán adelante.
De las cosas que más me gustan de mi trabajo es ver cómo los estudiantes universitarios se ayudan unos a otros. Todo el tiempo podemos ver a un alumno ayudando a su compañero a resolver una tarea o a prepararse para un examen sin importar en qué colonia vive o de qué estado venga. El chico de la escuela pública ayudando al chico de la escuela privada, el chico de la escuela privada ayudando al chico de la escuela pública. Sin resentimientos, sin discriminación; simplemente se trata de ayudar a un compañero para que tenga éxito. ¡Y se logra! Es ahí donde se ve la gran labor que hicieron ustedes, grandes maestros y maestras de primaria, secundaria y prepa, que con su ejemplo enseñaron a sus alumnos a utilizar sus conocimientos para ayudar a otros. Ojalá eso nunca se pierda.
En estos momentos que las políticas educativas desmotivan a los buenos profesores no debemos quedarnos de brazos cruzados; todos podemos fomentar la calidad en la educación enviando a aquellos profesores que tanto nos ayudaron un mensaje de agradecimiento, pidiéndoles que sigan luchando a favor de sus alumnos. La alegría que sentirán al ver una foto de quien fuera su alumno ahora convertido en universitario o en profesionista, con un mensaje: Gracias por ser tan buen profesor.