Artículo publicado en Animal Político
No es personal, es la ley
Por: Valeria Moy (@ValeriaMoy)
No es porque sea mujer. Tampoco por su edad. No va por ahí. Es porque viola la ley.
Hoy en día, México enfrenta una variedad de retos internos y externos difíciles de sortear. Dentro de esta complejidad económica, política y social, la solidez de las instituciones del país se vuelve fundamental para salir adelante. No siempre hemos tenido las instituciones con las que hoy contamos. Hace menos de 25 años no teníamos una credencial para votar ni un organismo que procurara elecciones justas y transparentes. Teníamos un banco central, desde luego, pero no era autónomo y esa falta de independencia permitió excesos en la combinación de las políticas fiscales y monetarias que llevaron al país a verdaderas crisis. Tampoco teníamos un instituto que proporcionara información de interés público.
El INEGI es un poco mayor, pero sigue siendo muy joven. Tiene 34 años. Al empezar operaciones integró en su estructura a la Dirección de Estadística, que estaba adscrita a la Secretaría de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, a la Dirección General de Geografía, que pertenecía a la Secretaría de la Presidencia, a la Dirección General de Política Informática y la Dirección General de Integración y Análisis de la Información.
El INEGI se encarga de la contabilidad del país, de generar las estadísticas y la información para que todos podamos evaluar al país en muchos ámbitos, no únicamente económicos. De ahí que la independencia del INEGI sea fundamental. La información que ahí se genera tiene que estar técnicamente respaldada y ser completamente ajena a la intervención gubernamental y a cualquier injerencia política.
Esta institución se rige mediante una Junta de Gobierno formada por un presidente y cuatro vicepresidentes. En diciembre de 2016, la Vicepresidencia de Información Demográfica y Social quedó vacante al salir el Dr. Félix Vélez, quien la encabezaba. Había que encontrar un reemplazo para este puesto de alto nivel y de suma importancia para el país.
Tan importante es que los requisitos para ocuparlo están sustentados en ley. La Ley de Información Estadística y Geográfica establece que ser miembro de la Junta de Gobierno se requiere ser un profesional distinguido en materias relacionadas con la estadística, la geografía y la economía, y haber ocupado, por lo menos durante cinco años, algún cargo de alto nivel en los sectores público o privado, o ser un académico de reconocido prestigio en las materias señaladas. No son requisitos menores, pero sin duda hay candidatos que los cumplen.
Al poco tiempo, el presidente Enrique Peña Nieto propuso a Paloma Merodio como candidata para el puesto. Paloma Merodio estudió en el ITAM y tiene una maestría en Harvard. Ha tenido algunos encargos académicos, algunos breves en el sector privado y otros, también breves, en la administración pública. Hoy ocupa la Dirección General de Evaluación y Monitoreo en Sedesol. La Mtra. Merodio tiene una buena carrera profesional, pero no cumple los requisitos de ley para ocupar la Vicepresidencia del INEGI. Así de claro.
No tiene los cinco años en un cargo de alto nivel. De hecho, en un puesto de alto nivel, que es el que ocupa actualmente, solo lleva un año cinco meses. Sus demás cargos, en el IMSS y en GEA, son de nivel medio. No es un juicio de valor sobre el carácter o la importancia de los cargos. Es simplemente un análisis del tabulador de cada uno de los puestos ocupados.
Pero sinceramente me parece aún más preocupante otro tema: la mentira. La Mtra. Merodio miente en su currículum. Se presenta como investigadora y docente en el ITAM. Sí ha dado clases de asignatura en el Instituto, pero no como investigadora ni profesora de planta. También argumenta que ha dado clases de Macroeconomía Avanzada en Harvard. En muchas universidades, el profesor del curso tiene un asistente para la enseñanza (un TA, de Teacher Assistant) que normalmente apoya al profesor reforzando el material visto en clase o sustituyendo al profesor en algunas ocasiones. También hay asistentes del curso (course assistants) cuya función es ayudar a armar el curso. La Mtra. Merodio fue asistente de curso, muy distinto a ser el profesor del mismo. Eso sin contar los cargos en otros organismos en los que se presenta como consultora, cuando en realidad fueron pasantías de pocos meses.
La carta en la que el presidente Peña la propone señala “la C. Paloma Merodio Gómez ha sido investigadora y docente en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, ha impartido el curso de “Macroeconomía Avanzada” en la Universidad de Harvard y cuenta con diversos trabajos de investigación”. Es decir, al estirar e inflar el C.V. de Paloma Merodio, el presidente también está mintiendo.
La candidatura está respaldada por otros funcionarios de alto nivel. Llama la atención. Si abiertamente no cumple con los requisitos de ley, ¿por qué siquiera postularla? ¿Por qué insistir en su candidatura? ¿Por qué hacer un recorrido con medios para convencerlos de que sí es buena candidata? Hoy México y el mundo reconocen la independencia del INEGI. Supongo que no queremos dar pasos hacia atrás en su autonomía. Supongo que no queremos subestimar la importancia de las estadísticas en nuestro país.
Hay quien argumenta que la oposición a su nombramiento viene porque es mujer, porque no se quiere romper el techo de cristal tecnocrático (¿?) y que todos los demás argumentos, es decir la ley, se están usando como pretexto. No, no va por ahí. Paloma misma debería de retirar su candidatura y no arriesgarse a poner su carrera en entredicho.
Necesitamos crear una sociedad de leyes y de respeto a las instituciones. Así de sencillo. No es personal. Solo se trata de cumplir la ley.
* Valeria Moy es directora de @MexicoComoVamos y profesora de Economía en el ITAM.