Publicado en Animal Político.
En este texto discuto los determinantes de la economía a corto y mediano plazos.
Obviamente una de las fuerzas principales es la creación de una vacuna, y de un tratamiento contra el coronavirus. Entre más rápido, la economía se parecerá más a la actual. Por supuesto, la vacuna y el tratamiento deben ser accesibles a toda la población. En el escenario de vacuna y tratamiento ampliamente disponibles en el corto plazo, tendremos una recuperación “en forma de V”. Es decir, una fuerte caída del PIB en 2020 y crecimiento positivo en 2021. Ese es el mejor escenario. Habiendo dicho eso, la mayoría de los pronósticos apuntan a que a fines de 2021 tendremos un nivel del PIB menor que a fines de 2019. Eso probablemente será cierto en todos los escenarios. El peor es una recuperación en forma de V que sea débil, o peor aún, crecimiento cercano a nulo post 2020. Ese es el escenario “en forma de L”, siendo coloquial. (Un escenario más es el de rebrotes del virus en otoño e invierno, el escenario “W”).
La respuesta fiscal del gobierno federal a la crisis es otra fuerza que determinará la conformación de la economía. La respuesta ha sido muy pequeña, de 0.4% del PIB. No hay medidas de protección al empleo, ni estímulos tributarios, o para reducir costo laboral. Por tanto, habrá pérdida de empleo, y cierre de empresas, como está ocurriendo de acuerdo a datos del IMSS. Pasaremos de una crisis de liquidez a una de solvencia. El choque pasará de ser transitorio a ser muy persistente, o permanente.
La temporalidad del choque al ingreso de las personas es muy importante. Si el choque es transitorio, lo mejor es desacumular activos, o endeudarse. El gobierno podría endeudarse en beneficio de personas que no tienen acceso a mercados financieros. Pero el gobierno ha descartado esa posibilidad. Si el choque es permanente, entonces al caer el ingreso futuro, lo mejor es ahorrar hoy para la larga época de vacas flacas que se avecinaría. El gobierno debió contribuir a hacer este choque transitorio, tanto con la política de salud, como con la fiscal.
Claramente hay mucha incertidumbre sobre la temporalidad del choque. Creo que nos estamos cargando hacia un choque permanente, con las consecuencias negativas sobre ingreso y consumo. La prima de riesgo de México está aumentando no solo en términos absolutos, sino también más que para otros países de América Latina. Eso quiere decir que los mercados financieros están dudando más de la capacidad de pago del gobierno mexicano, debido a los efectos de la crisis, y a la respuesta misma del gobierno. La duda proviene en parte de menor crecimiento futuro.
Está ocurriendo un efecto sectorial heterogéneo. Un análisis simple del cambio porcentual de las acciones de las empresas en la Bolsa Mexicana de Valores en lo que va del año, al 15 de mayo, muestran que los sectores de restaurantes, aeropuertos y tiendas departamentales están sufriendo las caídas más grandes, debido obviamente a las medidas de distanciamiento social. (Preocupantemente, también hay varias empresas de servicios financieros con caídas muy grandes). Datos de la consultoría Microanalitica a mayo muestran un comportamiento similar. Hay caídas muy grandes en gasto en restaurantes y en tiendas departamentales. (También se reporta un sector que ha tenido mayores ventas: el de servicios por internet). ¿Serán estos efectos transitorios, o muy persistentes? Obviamente la respuesta depende de cuándo tendremos vacuna y tratamiento, y de si hay nuevas olas de contagio. Si el choque es muy persistente, entonces tendrá que haber una reasignación de recursos hacia otros sectores.
Habrá un aumento en pobreza, como estima el CONEVAL. También habrá un aumento en desigualdad. Ese empeoramiento provendrá de que los trabajadores más vulnerables se localizan en el sector informal, que es predominantemente uno de comercio y venta de comida. Estos trabajadores tienen pocos ahorros y no tienen acceso al sistema financiero. Por tanto deciden salir a trabajar a riesgo de contagiarse. Pero las medidas de distanciamiento social han reducido las ventas en el sector servicios informal (y formal), por lo que los ingresos de estos trabajadores también deben haber caído fuertemente. Lo anterior ocurre en ausencia de la creación de un sistema de transferencias establecido por el gobierno para paliar el efecto negativo sobre este grupo.
¿Qué puede hacer el sector privado? Ante las condiciones actuales, renegociar contratos. En este momento hay renegociación en el sector privado entre acreedores-deudores, y entre empresas-proveedores. Esa renegociación es la mejor opción. La alternativa es incumplimiento generalizado, con sus consecuencias negativas. También puede haber acuerdos entre empresarios, trabajadores y sindicatos, para proteger el empleo. Los sectores de restaurantes y de turismo deben hacer un plan para reactivar su actividad minimizando el riesgo de contagio, y así evitar un persistentemente menor nivel de ventas.
En resumen, mi pronóstico es el de una recuperación muy débil en 2021, debido a que la crisis y la respuesta a ella por parte del gobierno han generado persistencia de los efectos negativos. Es posible que haya una reasignación de recursos de sectores de servicios tradicionales donde el riesgo de contagio es alto, a sectores que pueden tener más actividad económica bajo las condiciones actuales. En el transcurso de esa reasignación habrá más desempleo. Es también previsible un aumento en pobreza y desigualdad.
Finalmente, hay que decir que necesitamos choques positivos de política económica. No podemos esperar a que la recuperación en EU sea fuerte. Tampoco podemos esperar a que suba el precio del petróleo. En mi participación anterior en Animal Político mencioné las medidas fiscales y estructurales que deben tomarse cuanto antes. Esas medidas mandarían una señal de solidez en las finanzas públicas, darían mayor incertidumbre a la inversión privada nacional y extranjera, y generarían mayor crecimiento futuro. Sin embargo, el gobierno insiste en ir en el rumbo opuesto, como muestran los eventos de la semana pasada contra la operación de plantas privadas de energía renovable. Propongo cambiar de dirección en política económica para incrementar el bienestar de ciudadanas y ciudadanos.