Por: Arturo Damm Arnal (@ArturoDammArnal)
Por: Arturo Damm Arnal (@ArturoDammArnal)
Responder a una agresión proteccionista del gobierno estadounidense con una agresión proteccionista del gobierno mexicano podría provocar una guerra comercial cuyas consecuencias serían menor producción, menos empleo y menos ingreso.
El proteccionismo, si es que alguna vez se fue, está de vuelta y las preguntas son ¿hasta dónde llegará? y ¿cuáles serán las consecuencias? Las respuestas dependen de la reacción de los gobiernos de los países agredidos por las medidas proteccionistas, respuestas que deben ser no las políticamente correctas, sino las éticamente justas y económicamente eficaces.
Supongamos que el gobierno de los Estados Unidos grava con un arancel del 50 por ciento las importaciones de aguacate mexicano. ¿A quién perjudica? En primer lugar a los importadores estadounidenses, a quienes se les cobra el arancel. En segundo lugar a los consumidores estadounidenses a quienes, consecuencia del arancel, se les ofrecerá el aguacate a mayor precio, lo cual puede reducir la cantidad demandada. En tercer lugar a los productores y exportadores mexicanos, cuyo producto en los Estados Unidos se encareció, lo cual puede reducir la cantidad demanda, con las consecuencias que ello podría tener sobre la producción de aguacate en México, y sobre el empleo y el ingreso de quienes se dedican a la misma.
Ante la agresión proteccionista del gobierno estadounidense, ¿cómo debería reaccionar el gobierno mexicano? Hay quienes opinan que la reacción políticamente correcta es arancel por arancel. ¿Es también la éticamente justa y económicamente eficaz? Veamos.
Supongamos que, ante el arancel del gobierno estadounidense a la importación de aguacate mexicano, el gobierno mexicano responde gravando con un arancel del 50 por ciento la importación de maíz estadounidense. ¿A quién perjudica? En primer lugar a los importadores mexicanos, a quienes se les cobra el arancel. En segundo lugar a los consumidores mexicanos a quienes, consecuencia del arancel, se les ofrecerá el maíz a mayor precio, lo cual puede reducir la cantidad demandada. En tercer lugar a los productores y exportadores estadounidenses, cuyo producto en México se encareció, lo cual puede reducir la cantidad demanda, con las consecuencias que ello podría traer consigo sobre la producción de maíz en los Estados Unidos, y sobre el empleo y el ingreso de quienes se dedican a la misma.
Si esa fuera la reacción del gobierno mexicano, considerada políticamente correcta ya que implicaría arancel por arancel, no sería justa porque castigaría a quienes nada deben: los importadores y consumidores mexicanos de maíz importado, y los productores y exportadores estadounidenses de maíz. ¿Quién es el responsable del arancel a la importación de aguacate mexicano hacia los Estados Unidos? El gobierno estadounidense. ¿A quién debería castigarse? Al gobierno estadounidense. ¿A quién se castigaría? A los importadores y consumidores mexicanos, y a los productores y exportadores estadounidenses. Pagarían justos por pecadores. Éticamente sería injusto.
Pero además de éticamente injusto el arancel a la importación de maíz estadounidense resultaría económicamente ineficaz porque, dado el mayor precio que tendría que pagar el consumidor mexicano, éste reduciría su nivel de bienestar. Cualquier política económica que reduzca el bienestar del consumidor es económicamente ineficaz.
El proteccionismo está de vuelta. ¿Hasta dónde llegará? ¿Cuáles serán las consecuencias? Todo dependerá de la respuesta de los gobiernos de los países agredidos. Si la respuesta es arancel por arancel podría llegarse hasta la guerra comercial cuyas consecuencias serían menor producción, menos empleo y menos ingreso, razón por la cual esa, la del arancel por arancel, no debe ser la respuesta, aunque sea la políticamente correcta. No olvidemos que es injusta e ineficaz.
Lo que debe preocuparnos no es el proteccionismo de Trump sino la respuesta del gobierno mexicano. No debe ser proteccionista.
E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx