Publicado en Animal Político.
El dato de crecimiento económico siempre es de los que más atención recibe. Es una de las varas con las cuales tendemos a medir el éxito de las políticas de una administración, ya que muestra el avance en la creación de valor en el país, en las ganancias de sus empresas y en los ingresos de la población. Es cierto que el crecimiento económico no lo es todo; es necesario implementar políticas económicas y sociales que permitan que el incremento en la producción del país se traduzca en mejoras para toda la población y para su nivel de vida.
Sin embargo, el hecho de que el crecimiento económico no sea suficiente para detonar un cambio en la calidad de vida de las personas no significa que no sea un elemento fundamental para lograrlo. Es justo por su importancia que el dato es esperado con impaciencia por empresarios, inversionistas y el público en general. Además, en un año que marca el inicio de una nueva administración, y de una transformación autodenominada, el foco de atención sobre la actividad económica se vuelve más intenso.
Hasta el momento, los resultados han sido algo decepcionantes: en los primeros seis meses del año, la economía creció 0.2% respecto al primer semestre de 2018, la tasa más baja observada en la primera mitad de un año desde el 2009. Además, bancos, agencias calificadoras y otras organizaciones han hecho recorte tras recorte a las estimaciones de crecimiento económico del país; actualmente, organismos como Citibanamex, Barclays y Moody’s calculan que la economía mexicana crecerá 0.2% en 2019, mientras que otros como la OCDE y Fitch Ratings estiman que el crecimiento en el año será de 0.5%.
En este contexto, y en un entorno en el que la desaceleración económica se ha observado en muchos países alrededor del mundo, la información sobre el crecimiento de México es ansiosamente esperada. Los analistas buscan pistas sobre el desempeño económico en los indicadores económicos con información más reciente, como las cifras de la balanza comercial, la creación de empleos formales, las ventas de vehículos ligeros y las ventas en tiendas de autoservicio y departamentales, que tienen datos hasta septiembre.
Aunque no es tan oportuno como las variables mencionadas, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), publicado mensualmente por el INEGI, proporciona una señal bastante precisa sobre el desempeño económico del país en los últimos meses. Con la última información disponible, el IGAE muestra un estancamiento en la actividad económica de México, y los datos correspondientes a julio y agosto muestran disminuciones anuales de 0.6% y 0.4%, respectivamente.
El dato del IGAE correspondiente a septiembre se publica el mismo día que el dato oficial del crecimiento del PIB en el tercer trimestre del año, el 25 de noviembre. Sin embargo, no tenemos que esperar tanto para recibir información sobre el crecimiento: este miércoles 30 de octubre se publicará la estimación oportuna del PIB en el tercer trimestre de 2019. Esta estimación suele ser muy acertada, con pequeñas diferencias de alrededor de 0.1 puntos porcentuales respecto al dato oficial que se anuncia algunas semanas después. En el segundo trimestre del año, por ejemplo, la estimación oportuna del PIB indicó un crecimiento anual de 0.4%, mientras que el dato oficial se ajustó ligeramente a la baja, con una tasa anual de 0.3% en el periodo.
Es poco probable que la información del PIB en el tercer trimestre del año, ya sea oportuna u oficial, cambie drásticamente la tendencia que la economía mexicana ha mostrado en lo que va de 2019. Resultados como la disminución de las importaciones del país o la caída en la recaudación del ISR predicen un crecimiento moderado de la economía en el 3T2019 y, por ende, en el 2019. También es poco probable que se alcance el pronóstico de crecimiento económico que Hacienda presentó en el Paquete Económico 2020, de entre 0.6% – 1.2% en 2019. Esto presenta un panorama complicado para el crecimiento económico en los próximos años de esta administración.
La tendencia actual de la economía mexicana no necesariamente tiene que marcar la pauta de los próximos 5 años. Organismos como el Fondo Monetario Internacional han hecho recomendaciones puntuales para estimular la actividad económica de México; recomiendan, entre otras cosas, evaluar a profundidad los gastos públicos en inversión y en programas sociales, de manera que el gasto se enfoque correctamente. Además, sugieren una reevaluación del plan de negocios de Pemex y la implementación de reformas estructurales que impulsen la productividad del país.
El desempeño económico representa un área de oportunidad para el gobierno federal; un buen comienzo sería escuchar las recomendaciones de organismos internacionales, o implementar políticas que generen mayor confianza en el entorno económico del país. Actualmente, el tema no parece estar en su lista de prioridades; sin embargo, el 2019 es apenas el primer año completo de la administración. Aún hay tiempo.